Iglesia parroquial de San Esteban Protomártir
*Declarada Bien de Interés Cultural en 1983
De estilo gótico, se inicia su construcción a finales del siglo XV, aunque no se termina hasta el siglo XVI. Su exterior es de aspecto recio de sillares de granito y grandes contrafuertes laterales, con una portada con arco carpanel y una torre cuadrada a los pies, rematada con espadaña de un solo arco. Tiene una nave única con ábside.
En su interior se conserva la pila bautismal del siglo XVI. Pero lo que más destacan son sus pinturas murales del martirio de San Esteban; la cúpula con pinturas de los evangelistas y la resurrección de Cristo, junto con la talla del Cristo de las Siete Palabras.
Monasterio cisterciense de Santa María la Real de Valdeiglesias
Declarado Monumento Histórico de carácter Nacional en 1983
Todas las visitas guiadas son en sábado, y empiezan a las 11:30h.
Puede concertarse una visita particular escribiendo a la dirección: visitas@monasteriopelayos.es (disponible para grupos de al menos 20 personas)
http://monasteriopelayos.es/
Es el monasterio más antiguo de la Comunidad y uno de sus monumentos con más encanto bucólico, artístico e histórico. En los últimos años está siendo objeto de obras de restauración que están devolviendo todo su esplendor, a este conjunto patrimonial.
El origen del Monasterio se remontaría, al tiempo de los visigodos, cuando un noble llamado Teodomiro decidió retirarse en compañía de otros nobles a este valle para hacer vida eremítica, reinando Witiza. Al menos esto es lo que indica la tradición.
El Emperador Alfonso VII otorgó a los monjes eremitas que habitaban el “valle de las iglesias” privilegio real, fechado en Toledo el 30 de noviembre de 1150 por el que se fundaba el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, agrupando los doce eremitorios del valle en uno solo alrededor del de la Santa Cruz constituyendo una comunidad única sometida a la obediencia de un abad y a la regla de San Benito.
El Monasterio se incorporó a la orden del cister bajo los auspicios del Rey Alfonso VIII que, en 1177 mandó venir a los monjes del Monasterio Cisterciense de la Espina de Valladolid entre los que al parecer figuraba un hermano de San Bernardo de Claraval, el gran impulsor del Cister. Así se incorporó el Monasterio a la Orden del Cister como filial de la Espina que, a su vez lo era del Claraval en Francia.
En el año 1485 este Monasterio se incorporó a la regular observancia de Castilla proveniente de la reforma llevada a cabo por Fray Martín de Vargas. Por ella se suprimieron los Abades Comandatarios y Perpetuos, se apartaron del Abad General del Cister y comenzaron a tener capítulo general propio, el Monasterio gozaría a partir de ese momento de una mayor autonomía, pero la ruina económica ya había comenzado, en 1434 se enajena la Villa de San Martín siendo vendida por 30.000 maravedíes de juro perpetuo al condestable de Castilla D. Álvaro de Luna, Señor de Escalona; y en 1552 el Emperador Carlos V vendió la Villa de Pelayos, al Marqués de las Navas por cuya venta los vecinos de Pelayos se vieron libres del dominio monástico, pasando a ser vasallos del marqués.
El Monasterio fue desamortizado en el año 1835 en el reinado de Isabel II, bajo la regencia de María Cristina, el Secretario de Hacienda D. Juan Álvarez de Mendizábal incluyó este Monasterio en su Ley Desamortizadora del 14 de octubre de 1835 mediante la cual el Monasterio pasó a manos particulares teniendo como consecuencia el abandono y el comienzo de su ruina definitiva.
En el año 1973 el arquitecto madrileño García Benito inició su recuperación y rehabilitación, todavía en marcha. En febrero de 1984 fue declarado este Monasterio Monumento Histórico de carácter Nacional según decreto 3444/1983 de fecha 23 de noviembre de 1983. Posteriormente lo donó al Ayuntamiento de Pelayos de la Presa en 2003.
Iglesia de San Martín de Tours
Edificio herreriano que dio pie a irónicos comentarios populares criticando la falta de terminación de la gran obra. El proyecto fue encargado a Juan de Herrera, maestro de El Escorial, pero se terminó el dinero y no pudo concluirse la torre. Esta circunstancia originó en su tiempo comentarios como estos: se acabó el oro antes que el coro o todas las obras tienen su fin menos la iglesia de San Martín.
Y es que sus orígenes son muy singulares. En 1622, los sanmartineños ponen una denuncia ante el Consejo de Castillo contra los señores perceptores de los diezmos por no cumplir con su obligación de mantener el templo. En 1628, el Consejo da la razón a los vecinos, obligando a los nobles a construir una iglesia nueva. Las obras comenzaron en 1634 sobre las ruinas de un pequeño templo, aunque por cuestiones económicas no llegó a terminarse más que una tercera parte.
De estilo herreriano, su interior esconde auténticas joyas del arte religioso como, el retablo barroco de finales del siglo XVIII, atribuido a Luca Jordan; el retablo de la Virgen de la Nueva del siglo XV, procedente de la ermita de la misma Virgen; una pila bautismal de estilo románico, así como una talla románica de la Virgen de la Nueva. Por último, destacan una talla de marfil de Nuestra Señora de la Estrella, de estilo gótico y que se cuenta que perteneció a Alfonso X “El Sabio”, y el órgano, construido en 1894 por José Marlasca, y que es uno de los mejores de la Comunidad de Madrid. Como dato a mencionar, en su pasillo central hay siete lápidas pertenecientes a familias como la de López Luna (Mateo Sánchez Luna, párroco de la Iglesia, arcipreste de Escalona e Inquisidor de Segovia).
Ermita del Rosario
De los siglos XV-XVI, pequeña y maravillosa, es uno de los pocos ejemplos románicos que quedan en la región. Levantada en sillares de granito, en su dintel de entrada tiene talladas una jarra de azucenas y margaritas, símbolos de la virginidad y humildad de la Virgen.