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El Domingo de Resurrección se celebra en Robledo uno de los acontecimientos más característicos de la Semana Santa madrileña: la Fiesta del Judas. Hoy en día es una celebración medio pagana en la que participan casi todos los vecinos de la villa. La ceremonia se inicia con la misa del Sábado Santo; después, los paisanos colocan el Judas en un extremo del palo más largo que han encontrado para la fiesta y atan cántaros llenos de sorpresas que luego serán apedreados. El tronco queda bien sujeto en la plaza a la espera del espectáculo del día siguiente y comienza por parte de los jóvenes la ronda a las madres y novias en medio de jotas y seguidillas que duran hasta la mañana del domingo. Luego, los “quintos” paran a todos los coches que se dan cita en el pueblo e invitan a sus ocupantes a degustar un fuerte desayuno a base de torta y anís. El acto principal de la fiesta, el apedreamiento del muñeco, se inicia al mediodía cuando llegan a la plaza las dos procesiones. En ese momento todos los jóvenes, a la voz de: “…pues a pedradas con él”, comienzan a lanzar piedras contra el muñeco y los cántaros y la plaza del pueblo se inunda de exclamaciones al contemplar las sorpresas de las vasijas. Las últimas en romperse guardan el símbolo pagano de la fiesta: las palomas de la paz, que vuelven a la torre de la iglesia, de donde salieron.