Villamantilla y Aldea del Fresno estaban unidos por una carretera de toda la vida, por el camino más corto entre dos puntos, que era el paraje de las Mercadas en Villamantilla y la Dehesa de los Corrales en Aldea. La carretera discurre por la loma del cerro que separa las aguas del arroyo Grande y del arroyo de San Antonio y estuvo funcionando hasta finales del siglo XX, cayendo en desuso por vías mejores y más rápidas.
Es por eso que se pretende recuperar este camino histórico, para que no se pierda, por un lado, y por otro, para disfrutar de sus vistas espectaculares de la sierra madrileña y su entorno.
De la carretera quedan múltiples restos, mojones, señales de tráfico, y el basamento de cantos rodados como cimentación de la carretera. Hoy en día resulta bastante curioso encontrarse estas señales de tráfico en medio del campo.