Discurre por las laderas de la Peña Muñana y va a bajar hasta el arroyo del Boquerón por el cordel del mismo nombre. La vegetación dominante es el pinar, tanto de pino piñonero como de resinero. Este último generó una próspera actividad resinera de la zona, y constancia de la misma es la resinería en ruinas que nos encontraremos en el camino. La pista sigue su recorrido paralelo al arroyo Boquerón que da nombre al cordel por donde discurrimos, y unos metros más adelante se le incorpora otro camino a la derecha, que es la continuación del tramo de las higueras de la Ruta del Vino, y que es por donde prosigue el Cordel del Boquerón. Al principio atravesamos viñedos salpicados de olivos y en las lomas de mayor pendiente pinares de piñonero y negral. Más adelante la cercanía del arroyo de Tórtolas favorece la aparición de vegetación de ribera, los sauces, chopos, álamos, etc… encuentran el medio apropiado para su desarrollo, y rompen la monotonía del pinar que hasta ahora veníamos disfrutando. En pleno invierno podremos asistir al espectáculo de la floración de los almendros, que con sus flores blancas inician el resurgir de la naturaleza anunciando a la futura primavera.